sábado, 24 de abril de 2010

¿CUAL ES LA SITUACION ACTUAL?

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• De todos los casos registrados en el mundo (1997), 43% corresponden a los países en vías de desarrollo.
• El cáncer mamario representa 31% de todos los cánceres de la mujer en el mundo.
• El cáncer cervicouterino le sigue de lejos y ocupa el segundo lugar en frecuencia, ya que representa 15% de todos los cánceres en la mujer.
• La incidencia está aumentando en América Latina y en otras regiones donde el riesgo es intermedio y bajo.
• De acuerdo con Murray y López (1996), en los países que se encuentran en transición epidemiológica las tasas de mortalidad por cáncer mamario aumentan y las de cáncer cervicouterino disminuyen.
¿En qué países de las Américas es más frecuente el cáncer mamario?
• De máxima incidencia: los Estados Unidos de América (93.9 casos por 10 000 mujeres por año).
• De mediana incidencia: Uruguay, Canadá, Brasil, Argentina, Puerto Rico y Colombia.
• De baja incidencia: Ecuador, Costa Rica y Perú.
En la región de las Américas, a medida que disminuye la tasa total de fecundidad o el número promedio de hijos que ha tenido una mujer, aumenta la incidencia del cáncer mamario.
¿Dónde muere el mayor número de mujeres por cáncer mamario en las Américas?
Con base en un análisis estadístico del año más reciente para el cual existen datos en cada país, las autoras señalan que son cinco los países donde la mortalidad anual por 10 000 mujeres es mayor: Uruguay (46.4), Trinidad y Tabago (37.2), Canadá (35.1), Argentina (35.2) y EUA (34.9).
¿Dónde es más eficaz el tratamiento del cáncer mamario?
Aunque en los EUA se registran la tasa de incidencia más elevada y una de las tasas de mortalidad más altas, la mortalidad como fracción de la incidencia es la más baja (0.37), lo que se debe a que el control de la enfermedad tiene gran eficacia. No sucede lo mismo en Costa Rica, donde la mortalidad es la más elevada (0.37). Entre estos dos extremos están Argentina, Canadá, Colombia, Puerto Rico y Uruguay, países donde el manejo necesita mejorar.
Para otros indicadores estadísticos, el lector encontrará numerosos cuadros y gráficas que ilustran los varios parámetros analizados por las coautoras.
¿Cuáles son los factores de riesgo?
Por la clara importancia que tiene este tema, se le ha dedicado una de las secciones más extensas y detalladas del manual. Una afirmación general es que la presencia de estrógeno (estradiol sérico) desempeña una función importante en relación con el cáncer de mama al estimular el crecimiento de las células mamarias, lo cual aumenta el potencial de que se reproduzcan errores genéticos y, en consecuencia, la aparición del cáncer.
Siete son los factores que se han señalado de manera sistemática en la aparición del cáncer mamario: la edad, el estado socioeconómico, los antecedentes personales, las mutaciones genéticas, los padecimientos benignos de la mama y los antecedentes personales o familiares de cáncer en otros órganos. Además de ellos, las coautoras analizan factores más específicos, como la paridad, infertilidad, lactancia, anticonceptivos, medicamentos de restitución hormonal, raza, obesidad, consumo diario de bebidas alcohólicas, etcétera. Desde el punto de vista clínico, el lector hallará información acerca del mecanismo de crecimiento del cáncer mamario, su clasificación, los estadios de la enfermedad y su significado pronóstico, y las tasas de supervivencia.
¿Es posible descubrir el cáncer mamario en sus etapas iniciales?
Este es sin duda uno de los objetivos más importantes de un programa de tamizaje. En este manual se señalan y valoran científicamente tres intervenciones: la mamografía, el examen clínico de la mama y el autoexamen de la mama. La mamografía se recomienda para las mujeres de 50 a 69 años de edad. Practicada a intervalos de 12 a 24 meses, puede reducir en 23% la mortalidad. En las mujeres de más de 70 años y en las que están entre los 40 y 49 años el valor de este examen no se ha demostrado con exactitud.
Respecto al examen clínico de la mama, no existe ninguna prueba directa de que sea un método eficaz para el tamizaje de este tipo de cáncer.
El autoexamen de la mama, recomendado desde los años cincuenta por su sencillez y bajo costo, parece descansar en el conocimiento intuitivo de las mujeres que lo practican, cuando lo hacen correcta y periódicamente, pero estudios recientes no han revelado ningún beneficio en lo que se refiere a las tasas de mortalidad.
Si el lector desea obtener mayores detalles acerca de los estudios realizados en distintos grupos de mujeres con respecto al valor predictivo de las estrategias mencionadas, hallará una amplia información estadística en el resto de esta sección. Uno de los valores adicionales que ofrece este manual es una lista de 183 referencias relacionadas con el cáncer mamario. Se trata de una lista sencilla que hubiera ganado mucho si se hubiera agregado un breve comentario que orientara, por lo menos, acerca de la calidad de los principales trabajos mencionados.








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